La gente lo reconoce en la calle y le dicen "vaya Tortón". (Foto: Adriano Duff / EPASA)
Lineth Rodríguez
| DIAaDIA
Detrás de Tortón, el payasito que conformó el dúo con Pepina, existe una historia interesante. Tanto es así, que nosotros hemos descubierto que para ser payaso, se necesita más que peluca, traje y muchos colores. Es algo que se aprende, se cultiva y disfruta.
En nuestro especial ¿qué es de la vida de? Hoy, como una versión del "E, True Hollywood History", en el Chollywood panameño, claro, le contaremos la verdadera historia de un personaje que en su corazón guarda el regalo más bonito que un hombre se puede llevar a la eternidad, "la risa de los niños". Usted, sólo desconéctese y siga la lectura.
Corría el año 1978 cuando Franz Gutiérrez, un chico común hacía la música para una obra de teatro. Tal fue la atracción que le causó Damaris Vásquez (Pepina), una de las chicas que participaba en el elenco, que sin darse cuenta quedó atrapado en sus encantos. Rápidamente "surgió un amor y una camaradería que nos llevó a salir y estar juntos", dice. Un día, Damaris le dijo que no podía salir con él, porque tenía un compromiso, y que si quería verla debía acompañarla. Como Franz estaba loquito, la siguió, y de inmediato descubrió que su amada era una payasita. "Llevaba un vestuario que le había quedado de una obra y la vi allí trabajando de Pepina, cantando y me pareció muy bonito".
LLEGO LA TORTA
Como lo de Franz era componer, le sugirió música al show de su amiga y empezaron a trabajar juntos, haciendo canciones, hasta que ella le invitó a participar. "No lo pensé mucho, pero debíamos buscar un nombre al personaje" comenta. Entonces nació Tortón, porque a éste le tocaba hacer siempre la gracia durante el espectáculo. "Así como decimos en buen panameño, yo hacía las trastadas o las tortas".
Desde entonces, organizaban matinés, iban a diversas escuelas, y con el tiempo hasta contrataron más músicos para que los acompañaran. "Es una historia muy larga, llena de lindas anécdotas". Llevaron su proyecto a la televisión y de a poco, fueron apoderándose del público.
"Participamos con el Tío Yeyo en TVN. Nuestro amigo Aurelio Paredes también nos invitó a su espacio y después hicimos un programa en canal 11, cuyo tema era escolar". Prepararon todos los temas, ya que el espacio era alusivo a la escuela y así recuerda sus primeros pinitos.
LOS DISFRACES
Tenían que definir su vestuario y personalidades. La mamá de Pepina cosía y se encargaba de hacerles los disfraces. "Todo era original, maquillaje y ropa, porque el payaso necesita ser auténtico, sin copiar a nadie". Al parecer, los colores son muy importantes en estos personajes.
Gracias a ese estilo innovador, participaron en "Dominguito", que hacía Manuel Ferrer y Elenita Caparó y en Martínez Blanco. Lograron tener un show de 15 minutos dentro de ese programa y dieron el salto de lleno a la TV.
"Ese fue el detonante. A partir de allí, la acogida fue tan buena que luego nos pidieron por media hora, hasta que nos independizamos y ya teníamos una hora completa". Nació entonces "El club de Pepina y Tortón que tuvo más de once años en Telemetro".
Recordó que cuando tuvieron espacio de una hora, no solo podían hacer juegos, por lo que llevaron artistas. Siempre fueron cosas infantiles, declamaciones, bailes y muchos talentos más.
Con el programa Franz crecía como persona y aprendió a conocer otro lado de los niños y a quererlos más.
EL ARTISTA
Franz tenía una doble vida artística. Una era ser Tortón y otra el rockero que siempre lleva dentro. Estuvo en muchos grupos panameños, como "Woostock", para finales de los noventa. "Cantaba covers, temas de artistas que pegaban en el momento y nos fue muy bien". Como siempre dijo, pudo llevar las carreras de manera paralela. Eran dos mundos distintos.
Actualmente, se dedica más a componer. Es profesor de guitarra y de flauta en La Nota, donde lleva ocho años, y en varios locales acompañado o con grupo. "Ese es mi campo".
También grababa discos con Pepina. "Hicimos tres álbumes, entre ellos, Pepina y Tortón en la Fiesta. "Componíamos los temas, tal cual lo hacían John Lenno y Paul McCarney. Ella tenía una idea y yo se la completaba, así lo hicimos en la canción Se acordarán.
Crecieron tanto, que ya no solo estaban en los cumpleaños, pues iban a toda clase fiestas donde necesitaran un par de payasos. Allí estaban ellos, eso sí, en aquel tiempo no había tanta competencia como ahora.
Comenzaron ganando unos cuantos dólares, B/.80.00, o B/.100.00, luego fueron subiendo y les cuento que se cotizaron muy bien.
"Uno trabajaba para ganar algo, luego se convirtió en una cruzada por los niños, pues señala que aunque recibíamos ganancias lo hacíamos como una misión cultural, siempre pensando en los niños". Nunca pensaron que la acogida iba a ser tan grande, por lo que todavía siguen. Aunque Pepina y Tortón ya no trabajan juntos como antes, "siempre que alguien lo requiera Tortón aparece con sus trastadas".
LA PAREJA
Si bien es cierto, dentro de esa vida agitada de artistas, entre Franz y Damaris hubo una relación que llegó hasta el matrimonio, teniendo dos hijas, aunque no duraron mucho tiempo juntos. "Tuvimos que separarnos, no podíamos vivir juntos, pero tampoco separados por el trabajo y las hijas. Nuestras hijas están grandes, eso sí, todavía no me han hecho abuelo. Frances, que es la más grande, se fue a Estados Unidos, donde tiene una escuelita. Siempre viene y me llama. Lo que ella vivió de niña lo trata de aplicar en donde vive y mi hija menor está dedicada al medioambiente".
ANECDOTAS DE PAYASOS
La vida de ellos fue muy interesante. Entre las curiosidades que más guarda en su corazón fue cuando un día, mientras grababan, Pepina le gritaba "Torta"; en ese momento a ella le tocada abrir los brazos y le tumbó la nariz roja. Él se moría de la risa. "Eso fue una verdadera torta". Otro día, Pepina pintaba un mueble y Tortón le ayudaba, lo malo es que cada uno pintaba de un color diferente. Al final, cuando la payasita se da cuenta, le reclama a su compañero. "Entonces me manchó la ropa, y luego yo también la manché; al final todo el mundo terminó manchado, el estudio y no parábamos de reirnos, hasta el director".
Lo más cruel fue cuando 10 pequeños le empezaron a halar el vestido, bajarle la nariz, a pellizcarlo y darle de patadas, entonces, él entró en pánico. "No sabía cómo reaccionar, no me podía poner bravo, la mamá de la fiesta me salvó, pues les dijo: oye paren, que van a acabar con Tortón". Nunca se enteró qué es lo que tenía que hacer un payaso cuando es agredido por los niños. "Aprovecho para decirte, que los niños ven mucha violencia y lo manifiestan, la gente cree que cuando te vistes de payaso, siempre tienes que serlo con o sin disfraz y eso no es cierto".
PENDIENTES
Tiene en mente hacer muchas cosas, como su propio CD y espera poder algún día llevarlo a cabo. Entre sus planes está compilar en un disco de acetato todas las canciones que hicieron como payasitos. "Tengo mucho que publicar, compilo vivencias, creo que vale la pena escribir todas aquellas anécdotas que sirven para instruir, sin muchos presupuestos, porque lo de nosotros era como un escenario con papel crespón y guitarra".
¿Qué debes tener para ser un personaje? "Se necesita inclinación artística y talento. Porque debemos orientar a los niños. Hay que tener lectura temprana de lo que es la técnica para actuar".
Extraña esos días del programa, tener contacto con los niños. "Estuvimos en tantas partes que es muy difícil no extrañar tanta risa y diversión. Una vez fuimos al El Chorrillo y cogimos un susto, porque los pequeños estremecían el carro gritando Pepina, Tortón y nosotros creíamos que lo voltearían. El público era su alimento y al llegar a la tarima olvidaba todos sus problemas. "Creo que en la vida estamos de paso y hay que aprovecharla al máximo, por eso tenemos que hacer las cosas con alegría, porque no tenemos todo el tiempo", aseguró. ¡Qué historia!