Está bendecido por Dios, y todo se lo debe a él. Modesto Díaz Quezada, de 69 años, es un señor que a su edad, y a pesar de las situaciones que ha vivido, se mantiene vendiendo raspa’os de sabores naturales.

Inició en el año de 1955, cuando el raspa’o estaba a 5 centavos. "Veía en aquel entonces que tener algo propio era mejor que trabajar para una empresa privada", comentó.

Modesto señaló que a pesar del precio, el raspa’o era más grande y competía con la soda que estaba al mismo precio. A medida que fue subiendo la gaseosa, fue aumentando el costo, hasta que han quedado a 25 centavos ambos productos.

Sus primeros pininos fueron haciendo recorridos a pie, por los corregimientos de San Francisco, Carrasquilla, Panamá Viejo y otros sectores de la capital.

En 1990 se instaló en las afueras del Tribunal Electoral, hasta que por presiones de la numerosa clientela, se ha quedado fijo en la esquina de la Gobernación de Panamá, en calle 34 y avenida Perú.

En base a sus clientes, ofrece sabores de frutas naturales, muy distintos a los demás, y es uno de los más buscados. Eso quedó demostrado cuando se hacía este reportaje.

Siempre ha sacado ganancias de este negocio, él no siente que ha perdido en todos estos años. Mal que bien, el dinero le ha servido para mantener a sus 10 hijos y cónyuge.

Su edad no es obstáculo para mantenerse activo. Tiene 5 meses de haber salido de una delicada operación y no siente cansancio ni nada por el estilo. Todo lo contrario, está animado y con deseos de seguir trabajando.

Desea seguir ahorrando como hasta ahora lo ha hecho. Sabe que en cualquier momento tendrá que dejar de trabajar y el dinero guardado representa su seguro de vida.