Misioneros comparten

Un grupo de misioneros veragüenses del ministerio Tabernáculo de Santidad de la ciudad de Santiago, se ha dado a la tarea de compartir alimento y palabras de aliento con los más necesitados.

Este ministerio evangelista comparte la palabra de Dios y entrega un plato de sopa a aquellas personas que por diversos motivos no tienen donde pasar la noche y se refugian en la calle, en hospitales, en la terminal de buses o en cualquier esquina.

Los lugares en donde más realizan esta actividad son: La Placita San Juan de Dios, la terminal de Santiago y el hospital Luis “Chicho” Fábrega.

En este último, es muy notoria la gran cantidad de personas que pasan la noche sentadas en una silla cuidando a un familiar enfermo. Muchos de ellos son de escasos recursos y provienen de áreas rurales lejanas.

José Maure, pastor y líder del grupo, dijo que esta labor la realizan inspirados en las palabras del Señor Jesucristo, cuando dice en Mateo capítulo 25 “…tuve hambre y me diste de comer, estuve enfermo y me viniste a ver…”

En los hospitales hay muchos familiares de pacientes que pasan gran cantidad de horas sin comer y sin recibir una palabra de aliento ante la enfermedad, y a la espera de un dictamen médico.

“Es allí donde entramos con nuestro ministerio a darles ánimo, fe y seguridad de que todo saldrá bien. Las personas toman aliento y se sienten seguras de que Dios está con ellos”, señaló el pastor Maure.

Son 25 personas las que realizan esta misión cada viernes en la noche. Antes de salir hacen una cadena de oración por los necesitados y

entregan entre 80 y 100 platos de sopa. Los alimentos son preparados por ellos mismos y con el aporte económico de la propia iglesia.

Tabernáculo de Santidad

El pastor y su equipo esperan que próximamente se pueda aumentar la cantidad de porciones de comida, para seguir sirviendo a la comunidad y alcanzar a muchas más personas que están atravesando momentos difíciles.

Jacinta Batista, madre de un niño hospitalizado en el “Chicho” Fábrega, se alegró al ver que un grupo de jóvenes se le acercaron a compartir y a orar por ella, y agradeció a Dios al ver que todavía hay gente de buen corazón.