Mientras muchas personas disfrutaban de las mejores comidas este fin de año, otras de diferentes comunidades de Santiago buscaban el sustento diario en medio de la inmundicia y el peligro en el vertedero.

Esta es la triste realidad de varias familias, que para poder alimentarse, recurren a la recolección de alimentos y otros desechos que luego venden como hierro, botellas, entre otros.

Mujeres, hombres y hasta niños llegan hasta el pestilente vertedero de Santiago en busca de algo que pueda servirles en su hogar, sin mirar el riesgo de contraer enfermedades por la contaminación que existe en ese lugar.

Las personas manipulan los desperdicios sin utilizar guantes de protección, puesto que en los paquetes de basura pueden tener objetos punzantes o cortantes como vidrios, clavos y jeringuillas usadas en los hospitales y clínicas.

Los pepenadores pidieron no revelar sus nombres para no crearles, según ellos, una humillación más, e informaron que es la necesidad o falta de oportunidades lo que los ha obligado a realizar esta actividad; pero menos delinquir, ya que sería peor.

Muchos niños han crecido allí y se han adaptado a los fuertes olores del lugar, donde se vierte toda la basura de Santiago.