ENTRE NOS

�ngel de la calle


Elizabeth Mu�oz de Lao

Estaba esperando a que cambiara la luz del sem�foro cuando se apareci� ante m� un jovenzuelo haciendo malabares para ganarse unos reales.

Comenz� su rutina y se le cay� uno de los palos de metal con que trabajaba. Su rostro se endureci�, rechin� los dientes y se exigi� a s� mismo volverlo a hacer, pero bien.

Lo hizo. Fue uno de los actos m�s intr�pidos y mejor interpretado que he visto.

El chico, de unos 18 a�os, era muy delgado, con su pelo largo al estilo rastafari, llevaba camisa a cuadros y pantal�n crema. Usaba chancletas que dejaban ver unos pies que hace mucho tiempo nadie les da los m�s m�nimos cuidados.

Volvi� a fallar en uno de sus actos y, tal como ocurri� al principio, volvi� a exigirse a s� mismo la perfecci�n.

Era el �ltimo d�a del a�o 2011 y yo solo atin� a pensar que ese chico deb�a tener una madre en alg�n lugar, que lo aconsej� una y otra vez que no desperdiciara sus talentos, que estudiara y que llegara a ser un profesional exitoso, tal como lo hacemos el resto de las madres cada d�a.

Termin� con un pase espectacular, de pel�cula, y solo entonces su gesto adusto cambi� a una sonrisa angelical.

S�, parec�a un �ngel fr�gil. Cuando se acerc� a la ventana de mi auto, le di dinero y el coraz�n se me encogi�. Fue entonces cuando me dijo: �feliz a�o, gracias�, y se alej�.

Ten�a una voz hermosa, serena, de �ngel, ni m�s ni menos. En ese momento, solt� el llanto. Ll�menme tonta y sensiblera, pero yo solo deseaba que ese joven usara sus talentos, esa garra que demostr� cuando fallaba y se exig�a perfecci�n, para dar su aporte a la sociedad, para ser un ejemplo y no chico de la calle, andrajoso y a todas luces malnutrido. �Ojal� Dios lo rescate y le permita usar el talento que le regal�!