Aeronaval de corazón

Ocho meses de duros entrenamientos en los que estuvo alejado de su familia, lo convirtieron en un agente aeronaval, sin embargo, en algunos momentos pensó que no lo lograría.

Su familia fue la inspiración que hizo que la meta que se había propuesto no quedara a medio camino, pues sabía que en ella estaba su futuro.

Después de tanto esfuerzo, este humilde panameño le da las gracias a Dios de permanecer en una institución como el Senan, porque le ha brindado la oportunidad de superarse.

Los cursos de infantería, paramédico, socorrista, son un ejemplo de todo lo que ha aprendido en la institución a la que pertenece.

Pero los sueños de Garcés van más lejos, por eso no descarta la oportunidad de ingresar a la universidad y estudiar medicina, pues quiere ser doctor.

Mientras esa oportunidad se cristaliza, continuará prestando sus servicios en el Senan, en el que ayuda a la comunidad con sus talentos.

Entre sus dones está el cortar cabello, oficio que aprendió en su barrio para ganarse unos reales, que servían para el sustento de su familia.

Por la peligrosidad de su trabajo, antes de salir de su casa se encomienda a Dios para que lo cuide y lo regrese al final del día sano y salvo al seno de su familia.

En el futuro solo espera ascender dentro de la institución y aprender todo lo que lo convierta en un mejor aeronaval, esposo, hijo y padre.