Año 1979... Para más exactitud, día 3 de enero... Nace Rodrigo Fernando, en medio de la inmensa alegría de su familia: Primer hijo, primer nieto, primer sobrino...
A las pocas horas de nacido, mostró gran vivacidad, que fue creciendo con el pasar de los años.
En junio de 1984, nuestro hijo Rodrigo, de 5 años, lleno de salud, lleno de ternura, en horas, queda en estado vegetativo... perdió todos sus movimientos...
En el hospital surgió la palabra meningoencefalitis herpética, y así como larga es la palabra, así de larga es su recuperación...
DIECISEIS AñOS LUCHANDO...
Su tenacidad, esfuerzo, esperanzas, hacen que vuelva a caminar, a expresarse con señas, luego con un "a, a, a" para comenzar un nuevo balbuceo y un nuevo timbre de voz...
Aprendió a escribir con la frente, con la boca y, finalmente, con la mano izquierda, ya que la derecha no le respondía.
Renunció a poder subir a los árboles, a no poder comer sin que la comida caiga de su boca (por eso comía a escondidas, detrás de unos arbustos, en un rincón o simplemente no comía).
Así comienza otra etapa de su vida, conquistando poco a poco las etapas. Hoy enseña computación (que suplantó su sueño de carpintero) a un grupo de niños de un centro barrial muy humilde de nuestra zona. Esto lo hace muy feliz porque se siente útil y digno, capaz de hacer un servicio al otro, que es su ideal... Todo esto Rodrigo lo logró tal como él mismo lo expresa: "gracias a Dios y a sus padres".
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