Desgarrador. Ésta es la palabra que describe el drama diario de Esther Peralta, una madre de ocho hijos, que ha hecho del hospital de Las Tablas su hogar.
Y es que esta santeña, de 37 años, oriunda de Botoncillo de Macaracas, ha tenido que enfrentar grandes obstáculos en la vida.
Su esposo y padre de los primeros seis niños murió ahogado. Pero el destino le tenía momentos más difíciles. Tras rehacer su vida y dar a luz a su último bebé, Esther sufrió un derrame cerebral que hace ocho meses la mantiene en una cama del centro médico.
Por su estado delicado, sólo recibe alimentación líquida mediante sondas y permanece atada para evitar que pueda quitarse los aparatos médicos.
AMOR DE MADRE
Sentada en un taburete, Norberta Chávez, la mamá de Esther, es su "enfermera especial", pues está con ella las 24 horas del día.
La señora Norberta expresó que come, se baña y "duerme con un ojo abierto" en el hospital, para no separarse de su hija en ningún momento.
"No sé ni cómo "tan las cosas por la casa", dijo con tristeza "Ruper", como le llaman con cariño, quien agregó que le preocupaba cómo había hecho su familia en la época lluviosa.
Contó que su "casita" es de hojas de zinc con huecos, donde se moja más adentro que afuera cuando llueve. Además, los niños duermen "en camas de palo" o en algún colchón que ya no quieran sus vecinos.
Durante la conversación, Norberta tuvo tiempo para una solicitud: "Yo quiero pedile a la gente del Gobierno que hace las casas (en alusión al MIVI), que nos ayude con una casita de bloque y zinc para vivir mejor".
El infortunio de Esther y su familia demuestra que en Panamá la pobreza y el dolor van de la mano, pero también las personas de buen corazón.
SOPORTE
Su otra hija cuida a los nietos, quienes comen y visten gracias al apoyo de algunos familiares que visitan a pacientes hospitalizados.
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