Sin esperanzas. Para la familia Chajito, la llegada del nuevo año no tiene nada de especial, ya que solo comen pescado frito y popocho (plátano verde), todos los días.

Esta humilde familia salió huyendo de la pobreza en que vivían en Darién, pero al llegar a la capital sus esperanzas se esfumaron, pues su situación sigue igual o peor a la que dejaron atrás.

Al llegar a la capital se instalaron en la comunidad de El Valle de San Francisco en Kuna Nega y allí construyeron con retazos de madera su hogar.

Al entrar a la vivienda, las carencias saltan a la vista, y un frío piso de tierra da la bienvenida a los visitantes. Los cuartos están amoblados con dos camas que tienen por colchón un inmenso tablón.

La señora Teresa Chajito, jefa del hogar, tiene una pequeña que padece de pie equinovaro y su hija Leovigilda, tiene a su hijo Luis Daniel, de 5 años, que padece de hidrocefalia (agua en la cabeza).

Estos humildes panameños sueñan con tener camas dignas para los más pequeñines de la casa y pañales desechables para Luis Daniel, pues estos son muy costosos.

Debido a la crítica situación económica, sus estómagos solo saben de pescado frito y popocho.

INDOCUMENTADO

El esposo de Leovigilda no fue reconocido por su madre, a su edad lucha por tener una identidad.