Todo le cambió. Una vida de trabajo no fue suficiente para que, a sus 65 años, la señora Audina Rivera haya dejado de pasar necesidades y viva con la incertidumbre de qué va a comer el día siguiente.

Fue hace tres años que Audina se disponía salir muy temprano de su casa ubicada en Calle 42 de Santa Marta (San Miguelito), para dirigirse a su trabajo que era de chofer de chivas del sector, cuando un mal paso en la escalera de su humilde vivienda la hizo caer y sufrir un golpe tan fuerte que le produjo la fractura de los dedos del pie izquierdo, causando luego que le amputaran la pierna, ya que ella padecía de diabetes y la situación médica se complicó.

MAS TRAGEDIAS EN SU VIDA

Mientras se recuperaba de la cirugía, ella sufrió grandes episodios de depresión, eran noches y días en las que sus lágrimas no cesaban y la preocupación de su futuro aumentaba su pena, pero la tragedia no quedó allí, pues hace un año y medio su esposo, único sustento de la casa, falleció de cáncer de pulmón. Por si fuera poco, luego su hijo menor, Rafael, de 27 años, fue alcanzado por una bala perdida que lo dejó postrado en una silla de ruedas. Él era otro que aportaba en la casa.

Debido a estos acontecimientos, la vida de Audina se ha complicado, su casa se cae por pedazos, todos los días comen un poco de arroz sin nada con qué acompañarlo, además de que no tienen dónde dormir.

Sus nietos comparten un solo colchón y ella duerme en un polifón viejo que deteriora más su salud. Ella explicó que tiene 14 hijos, pero también son muy humildes y lo poco que le dan lo utiliza para comprar medicamentos y pagar la luz.

Lo único que esta humilde señora pide es que la ayuden con su casa, tratamiento y terapias que aún realiza.

UNA DECENA

Son diez las personas que viven en la casa de Audina; todas se apoyan para salir adelante.