
Henry Acosta es feliz vendiendo sus productos, pero espera crecer profesionalmente.
Fotos: QUINT? MORENO
Henry Acosta es feliz vendiendo sus productos, pero espera crecer profesionalmente.
Fotos: QUINT? MORENO
Henry Acosta es feliz vendiendo sus productos, pero espera crecer profesionalmente.
Fotos: QUINT? MORENO
Atiende a sus clientes con entusiasmo.
Para él es importante la higiene.
Vende de todo en su local.
Es una persona divertida.
Henry Acosta es feliz vendiendo sus productos, pero espera crecer profesionalmente.
Fotos: QUINTÍN MORENO
Atiende a sus clientes con entusiasmo.
Para él es importante la higiene.
Vende de todo en su local.
Es una persona divertida.
Henry Acosta es feliz vendiendo sus productos, pero espera crecer profesionalmente.
Fotos: QUINTÍN MORENO
Atiende a sus clientes con entusiasmo.
Para él es importante la higiene.
Vende de todo en su local.
Es una persona divertida.
Henry Acosta es feliz vendiendo sus productos, pero espera crecer profesionalmente.
Fotos: QUINTÍN MORENO
Atiende a sus clientes con entusiasmo.
Para él es importante la higiene.
Vende de todo en su local.
Es una persona divertida.
Henry Acosta es feliz vendiendo sus productos, pero espera crecer profesionalmente.
Fotos: QUINTÍN MORENO
Atiende a sus clientes con entusiasmo.
Para él es importante la higiene.
Vende de todo en su local.
Es una persona divertida.
Acosta, oriundo de República Dominicana, llegó a Panamá hace ocho meses porque la situación en su país se ha tornado complicada y ve en esta tierra istmeña muchas oportunidades de surgir.
Él vive con su madre Miriam De La Rosa, su padrastro Nicanor y dos hermanas menores, en Torrijos Carter del distrito de San Miguelito. Tiene otra hermana que aún vive en República Dominicana.
Su mamá le cedió el puesto de ventas para que consiga unos reales, pero Henry es feliz, porque se divierte y se gana la vida honradamente.
Él sale desde temprano de su hogar, para tener instalado su puesto de venta a las 7:00 a.m., busca su carrito que guarda en Calidonia, compra su materia prima y luego prepara los platillos a la vista de todos, pero siempre pendiente de la higiene, ya que considera eso un hábito importante en toda persona, principalmente en un vendedor.
Los que acudan al puesto de venta de Henry pueden encontrar vasos de agua de pipa a 0.45, chichas de 0.40 a 0.75, hot dog, de 0.75 a $1.00; empanadas a 0.40, y hamburguesas a $1.50; además de un excelente trato hacia los clientes que hace que nadie pase un mal momento.
Este personaje tiene deseos de finalizar sus estudios superiores y ser un maestro en construcción, porque le encanta compartir sus conocimientos con otras personas, a la vez, desea tener dinero para construir una casa para toda su familia.
El mensaje de Henry es que luchen por sus metas, pero siempre teniendo a Dios presente, ya que con Él todo se puede, pide a la juventud no dejarse llevar por lo malos caminos y mirar que hay otras soluciones para la vida, pues la familia es importante.