
Los niños quedan en medio de las peleas que se dan en la calle, por estar detrás de sus padres.
Los niños quedan en medio de las peleas que se dan en la calle, por estar detrás de sus padres.
Los niños quedan en medio de las peleas que se dan en la calle, por estar detrás de sus padres.
Se dan peleas simultáneamente en la calle.
Los niños esperan largas horas a sus padres; se ven más niñas que niños.
Rosa capacita a otras mujeres gnäbes.
Los niños quedan en medio de las peleas que se dan en la calle, por estar detrás de sus padres.
Se dan peleas simultáneamente en la calle.
Los niños esperan largas horas a sus padres; se ven más niñas que niños.
Rosa capacita a otras mujeres gnäbes.
Los niños quedan en medio de las peleas que se dan en la calle, por estar detrás de sus padres.
Se dan peleas simultáneamente en la calle.
Los niños esperan largas horas a sus padres; se ven más niñas que niños.
Rosa capacita a otras mujeres gnäbes.
Los niños quedan en medio de las peleas que se dan en la calle, por estar detrás de sus padres.
Se dan peleas simultáneamente en la calle.
Los niños esperan largas horas a sus padres; se ven más niñas que niños.
Rosa capacita a otras mujeres gnäbes.
Los niños quedan en medio de las peleas que se dan en la calle, por estar detrás de sus padres.
Se dan peleas simultáneamente en la calle.
Los niños esperan largas horas a sus padres; se ven más niñas que niños.
Rosa capacita a otras mujeres gnäbes.
DIAaDIA tuvo la oportunidad de realizar la travesía en unas de las tantas rutas tomadas por ellos. Sin embargo, en el viaje se pudo observar a niños que tienen que caminar largas horas y en ocasiones con limitación de alimento. Los ngäbes y buglés son los más esperados en la zona cafetalera costarricense, porque son la mejor mano de obra para recoger café. Sin embargo, fuera de su comarca, los hombres adoptan costumbres no propias de su cultura, en las que violentan los derechos de las mujeres y niños.
Desenfreno
En Río Sereno, del lado fronterizo entre Panamá y Costa Rica, se pudo observar dos situaciones del pueblo ngäbe y buglé; mientras hombres responsables paseaban y realizaban compras con sus mujeres e hijos, otros dejaban a sus mujeres y niños esperando largas horas fuera de las cantinas, mientras ellos en los bares gastaban el dinero en licor y mujeres.
DIAaDIA conversó con una de las mujeres que esperaban a cierta distancia del bar con sus pequeños; ella con la mirada hacia el bar y sin esperanza dijo: “Venimos a trabajar para poder comprar comida, ¿cree que con esto podremos? Ella estaba consciente de que podría ser un viaje sin fruto, mientras que otra le dijo de manera triunfante que su esposo le había dejado la mitad del dinero que había cobrado.
Río Sereno es uno de los pasos fronterizos utilizados por la población ngäbe; en la calle larga que divide a Panamá de Costa Rica se puede observar la cantidad de cantinas y prostíbulos en ambos lados. Es notorio el desplazamiento de la población, especialmente de los jóvenes, hacia estos lugares de diversión. Entorno a esos lugares se pueden dar hasta 40 peleas violentas; los policías costarricenses caminan todo el día de un extremo a otro. Un policía dice que esto es el pan de cada día durante esta época de cosecha.
Que dicen las mujeres
“Yo hago las reuniones con las mujeres que vienen para la cosecha del café y les doy consejos, pero algunas veces también hay dificultades porque dicen que uno quiere mandar a los hombres”, dijo Rosa Toribio, quien migró hacia Costa Rica, en su tiempo libre se dedica a capacitar a las otras mujeres ngäbe en el Centro de Orientación Indígena (COI). Les habla sobre el cuidado de los niños y los derechos que tienen las mujeres a cobrar salario si laboran, sin embargo les recalca que no deben dejar a sus hijos solos y lo peligroso que es llevarlos a los cafetales. Les aconseja que se debe ahorrar para arreglar la casa, pero añade que algunos hombres no lo hacen y se gastan el dinero en licor. Muchos no quieren darle el pago a las mujeres, preguntan: ¿para qué ustedes quieren plata? el que usa la plata es el hombre, explicó Rosa quien no duda en decir que ella también ha visto que entre los blancos también pasa igual, pues muchos hombres las maltratan, las discriminan y les pegan a las mujeres. Rosa explicó que se trabaja para un cambio y se fortalezca la cultura ngäbe.