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Odalis Orozco - DIAaDIA

Los cierto es que a la vista de quienes no son de esa comunidad, pareciera parte de su cultura, sin embargo no lo es, según el sociólogo, Joaquín Arnaiz.

Sostuvo que para los Ngäbe, en la comunidad indígena, el alcohol se consume como un ritual, es decir, en los ritos la gente consume bebidas fermentadas y elaboradas dentro de la comunidad, está regulada y controlada, y tiene un significado, por ejemplo: en las ceremonias de iniciación a la vida adulta, en el caso de las mujeres; en rituales de cosechas y de siembras; en rituales funerarios y en otras festividades de origen religioso, como las fiestas patronales o en Semana Santa, que han pasado a ser parte del patrimonio cultural de los pueblos originarios.

Agregó que los rituales se hacen en ocasiones excepcionales, no son de todos los días. En esos espacios no se producen grandes desmanes y existen controles sociales que permiten el uso de bebidas fermentadas, sin graves consecuencias. Por otra parte, todas las culturas consumen bebidas alcohólicas, por tanto, el problema no es su uso, sino el consumo desmedido del alcohol.

Mientras Eridenia Martínez, trabajadora social y socióloga del Servicio Jesuita a Refugiados, aduce que cuando las poblaciones indígenas están fuera de sus contextos culturales, la oferta de bebidas alcohólicas ya no está normalizada según sus códigos culturales, y el acceso a ella, por el dinero, hace que repitan fuera de su ambiente, peleas y hechos violentos que dentro de su comunidad no tienen esas connotaciones, porque existe la presión y el control social.

Aunado a esto, afirma la experta, está la agresión cultural a la que son sometidos por la migración y por la situación de indefensión en la que se encuentran, la discriminación hace que el alcohol se convierta en un refugio y en un negocio para otros. ¿Cuál es la causa? En esta situación de debilidad, es en la que se produce la descomposición social de los Ngäbe-buglé, y les lleva poco a poco a una desintegración social, cercana al etnocidio, que actualmente se produce cuando las sociedades originarias no tienen la fuerza necesaria para resistir los elementos dominadores, entre ellos el alcoholismo que ofrece la sociedad dominante.

La representación social que se tiene desde la cultura dominante es que los indígenas son borrachos, violentos y machistas. Pero no ven al hombre de campo laborioso. En torno a su ambiente de trabajo, fincas de café, hortalizas, recolección de frutas, es donde proliferan las cantinas que precisamente no están en manos de las comunidades indígenas. De esa forma, el círculo de la explotación queda cerrado e impide que la migración, que puede ser una salida de la pobreza, se convierta en un factor de desintegración del pueblo Ngäbe buglé. Lo cierto es que los que padecen, y es un factor preocupante, son los niños.

Los Ngäbe buglé, según cifras de la Contraloría General de la República, viven en un 73 % de extrema pobreza.

 
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