En medio de una gran cantidad de devotos y entre empujones, porque todos querían tocar el santo Cristo de Esquipulas de Antón, se realizó el lavatorio de los pies en una canoa como lo dicta la tradición.
Desde tempranas horas, los fieles llegaron a la iglesia de Antón en espera de escuchar la misa que duró más de una hora.
Durante la ceremonia del lavatorio, el Cristo fue bajado del camarín por algunos hombres, luego fue puesto en una mesa y los pies quedaban cerca de la canoa donde caería el agua con la que el sacerdote lavaría sus pies.
Fue casi imposible para el padre oficiar el acto religioso, ya que los feligreses se abalanzaron para tomar el agua bendita.
Pedro Marín, parroco de la iglesia, indicó que es admirable la fe de los devotos.
Alegó que se entregó botellas de agua a todos los visitantes.
|