Por favor, Moza, espero que me respondas pronto a lo que te pregunto para que puedas ayudarme.
Me llamo Matilde y tengo un esposo que me trata muy mal cada vez que le da la gana, y muy bien cuando se siente de humor. Yo lo amo, Moza, pero últimamente he sentido que debo hacerles caso a mis familiares y amigos y abandonarlo.
Moza, ese hombre me ha quemado como cuatro veces en seis años de matrimonio y esta última vez lo hizo cuando yo estaba embarazada. La pasé tan mal, que mi hijo nació prematuro y yo estuve a punto de morir. En esos días se portó súper bien, hasta pensé que la experiencia le serviría, pero qué va, no han pasado ni dos meses desde que nuestro hijo murió y él anda por la vida celebrando todos los fines de semana y con la misma mujer que me hizo coger aquella rabia que me llevó al hospital.
Esa situación me tiene tan decepcionada que creo que es mejor abandonar todo e irme de su lado para siempre con mi pequeño hijo de 4 años, que ya está muy nervioso de ver cómo me trata.
Tengo la opción de vivir con mi madre y mi padre, pero no sé qué hacer; no quiero poner la vida de mi hijo en peligro ni la mía.
Ayúdame.
NO PUEDES SEGUIR ASI
Hola, Matilde, tu historia me ha dejado sin palabras, sobre todo porque no entiendo cómo has aguantado tanto maltrato y cómo has permitido que ese hombre juegue con tu vida y la de tu hijo como lo hace.
Creo que es mejor que lo pienses bien y te alejes de él, porque es obvio que no tiene deseos de cambiar. No es justo que te haya pasado eso con tu bebé, pero recuerda que Dios sabe por qué hace las cosas. Me parece que debes acercarte a algún lugar donde ayuden a mujeres maltratadas, porque lo necesitas cuanto antes. Allí recibirás ayuda para saber cómo debes actuar en determinado momento, sobre todo porque muchas veces las historias como la tuya terminan con accidentes peligrosos, donde tu vida es la que corre peligro.
Evita que le suceda algo a tu niño y a ti y, si es posible, haz que tu esposo vaya contigo. Si no es así, toma tu decisión, porque no puedes seguir a su lado.
