"Por amor a la humanidad". A sus 11 años, Abraham Franco tiene una madurez de la que muy pocos niños disfrutan, de allí su vocación por ayudar y servir a las personas.

Esta es una de las razones por las que hace un año se inscribió en la Juventud de la Cruz Roja de Chepo, en donde ha aprendido todo sobre primeros auxilios, aunque sus tareas están destinada más a labores sociales.

Este inquieto niño sueña con convertirse en un gran médico algún día, pero sabe que este reto no será nada fácil, pues la situación económica de su familia es bastante difícil.

A pesar de estos obstáculos, Abraham no desmaya y es tal su vocación que, por su esmerado trabajo y su interés, se ganó su uniforme de la Cruz Roja, que le fue regalado por su instructor.

Su mentor, Rodolfo Pérez, lo describe como un muchacho muy serio que se preocupa por el bienestar de las demás personas, sin dejar de lado sus estudios, por eso es un estudiante destacado con un promedio de 4.2.

En una casa de bloques, a medio terminar, vive Abraham con sus hermanos (6 varones y 1 niña), en Las Margaritas de Chepo, en donde su madre es la única que sustenta el hogar, porque su papá los abandonó.

Su deseo de superación es tan grande que, a pesar de que los zapatos le quedan apretados, cumple con todas las misiones que debe realizar, a sabiendas de que por las tardes no aguanta el dolor en los pies.

Debido a esta incómoda situación, este pequeño voluntario de la Cruz Roja quisiera que algún alma bondadosa le regalara unos buenos zapatos para continuar haciendo lo que más le encanta en la vida.

En tanto, se conforma con saber que, gracias al voluntariado que realiza, puede ayudar a las personas. Siempre lleva una palabra de aliento y una sonrisa que nunca está de más.

VOLUNTARIO

La labor que realiza Abraham en la Juventud de la Cruz Roja es de trabajo social.