La cocina es su vida. Pollos asados, ensalada de papas, coditos, yuca al mojo y una refrescante chicha de raspadura son las delicias que la gente puede degustar en el puesto de comida de Nora Murillo, una mujer luchadora que desde hace siete años se gana la vida con su sazón.
En su pequeño puesto, que está ubicado en la entrada de Las Lajas, en Las Cumbres, desde muy temprano prepara las delicias que la han hecho muy famosa en el lugar.
Esta colombiana compartió con nosotros uno de los secretos para que la venta de sus comidas tenga tanto éxito, algo que no es usual en los cocineros.
Sin temor alguno, destacó que la salsa chimichurri, que prepara con ajo, perejil, culantro y vinagre, es lo que le da el toque especial al pollo asado, que le gusta tanto a su clientela.
Sus clientes se sienten satisfechos, porque sienten que, a pesar de que la canasta básica está cara, en la fonda de Nora comen un buen plato a precio de pueblo.
Lo que más le alegra a esta incansable cocinera es que lo que gana le alcanza para satisfacer sus necesidades; sin embargo, siente que hay momentos en los que le resulta difícil mantener el negocio.
El trabajo no es nada fácil, pues la faena se inicia desde las siete de la mañana cuando comienza a condimentar el pollo y a sancochar los demás alimentos, para que a las 12:00 m.d., el almuerzo esté listo.
Ella le da gracias a Dios por la fortaleza y la salud para seguir trabajando y así sacar adelante la venta de pollos a la que tanto tiempo y esfuerzo le ha invertido.
Pero como buena negociante, sueña en un futuro no muy lejano poder adquirir un local propio en donde sus clientes puedan estar más cómodos mientras comen. Por eso está ahorrando todo lo que pueda para que ese sueño se le convierta en una realidad.
CARPA
Debajo de una carpa, bajo el ardiente sol, vende los pollos que tanto gustan a sus clientes.