Es una gran iniciativa que ha generado que jóvenes utilicen su tiempo en algo productivo.
La señora Reyna Isabel y su esposo Carlos Antonio Chavarría decidieron desde hace dos años emprender un negocio de confección de piñatas.
Buscando independizarse y empezar con nueva vida de comerciantes, esta pareja mantiene hoy en su hogar el negocio, y lo mejor de todo es que le ha permitido a jóvenes vecinos trabajar con ellos.
Hay un grupo de muchachos que arma cada piñata, dando la forma de cualquier dibujo animado, como "Bob Esponja", "Spider Man" y otros que son favoritos de los niños; mientras que hay otro grupo que las forra y decora.
Aunque Reyna reconoce que el negocio no rinde mucho, por lo menos le da la satisfacción de que ayuda a jóvenes.
Las piñatas las venden a los comercios chinos de la ciudad capital, Aguadulce y Penonomé, pero cada una se la compran a 1.75, lo que no les es rentable. A cada uno de los jóvenes les pagan 25 centavos por forrarlas y por decorar 2 piñatas también 25 centavos.
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