
Vivimos en un planeta que es ¾ partes agua. Es un medio que nos permite interactuar de forma divertida, social y saludable. Y cuando se es niño, la socialización es muy importante.
Por disposición motriz y coordinación de nuestros sistemas, desde un año de edad ya se pueden dar las primeras familiarizaciones con el medio acuático. Ya a los dos años, hay mejor coordinación neuromuscular y el niño es capaz de responder a estímulos verbales como las instrucciones.
En cuanto a si es mejor que los padres le enseñen a nadar a sus hijos o que acuda a un curso, hay que tomar en cuenta que la conexión afectiva entre los padres y el hijo se fortalece de por vida a través del recuerdo de “como aprendí y como enseñé a” de ambas partes. No tiene que ser un profesional para enseñarle a nadar a su hijo (a), pero si el padre no sabe nadar, entonces se debe acudir a un instructor idóneo.