
Durante su trabajo en este puesto siempre lo acompañan sus hijos. FOTOS: HERMES GONZÁLEZ
Durante su trabajo en este puesto siempre lo acompañan sus hijos. FOTOS: HERMES GONZÁLEZ
Durante su trabajo en este puesto siempre lo acompañan sus hijos. FOTOS: HERMES GONZÁLEZ
Los niños se llevan todas las pastillas.
Sus productos son de buena calidad.
Una parada es su puesto de trabajo.
Durante su trabajo en este puesto siempre lo acompañan sus hijos. FOTOS: HERMES GONZÁLEZ
Los niños se llevan todas las pastillas.
Sus productos son de buena calidad.
Una parada es su puesto de trabajo.
Durante su trabajo en este puesto siempre lo acompañan sus hijos. FOTOS: HERMES GONZÁLEZ
Los niños se llevan todas las pastillas.
Sus productos son de buena calidad.
Una parada es su puesto de trabajo.
Durante su trabajo en este puesto siempre lo acompañan sus hijos. FOTOS: HERMES GONZÁLEZ
Los niños se llevan todas las pastillas.
Sus productos son de buena calidad.
Una parada es su puesto de trabajo.
Durante su trabajo en este puesto siempre lo acompañan sus hijos. FOTOS: HERMES GONZÁLEZ
Los niños se llevan todas las pastillas.
Sus productos son de buena calidad.
Una parada es su puesto de trabajo.
Para Aguirre no fue fácil empezar su negocio, ya que los accesorios que vendería, había que comprarlos al por mayor para poder tener buenas ganancias y el dinero casi no alcanzaba. Ante esta difícil situación, decidió buscar ayuda de la Autoridad de la Micro, Pequeña y Mediana Empresa (AMPYME).
Al final, nada lo detuvo y con el préstamo que recibió de la AMPYME compró productos de fácil salida, como ganchos, vinchas, entre otros artículos. En esta aventura la suerte lo acompañó y hoy, gracias a su esfuerzo, es una persona independiente que todos los días sale a buscar el sustento de su hogar.
Su orgullo
Estar vendiendo sus productos no le causa ningún tipo de pena, sino satisfacción, pues sus dos hijos se han educado gracias a su labor diaria.
Ahora la meta que se ha impuesto este comerciante informal es tener un mejor puesto, ya que por el momento vende en una parada, ubicada en Pacora, donde sus mejores clientes son las personas que van a trabajar y abordan el bus.
Día y noche
Con algo de temor, Luis llega a la parada donde tiene su puesto en Pacora a las 6 de la mañana, pues es consciente que el lugar es bastante inseguro. En ocasiones son las 7 de la noche y no se ha retirado, ya que quiere ganar algo extra de dinero.
Es así como este humilde ciudadano se gana la vida e impulsa a los demás a buscar con honestidad el pan de cada día.