
Doña Leonarda abraza la foto donde está su hijo, a quien quería con todo su corazón.
Foto: ROBERTO BARRIOS
Doña Leonarda abraza la foto donde está su hijo, a quien quería con todo su corazón.
Foto: ROBERTO BARRIOS
Doña Leonarda abraza la foto donde está su hijo, a quien quería con todo su corazón.
Foto: ROBERTO BARRIOS
Los hermanos de Miguel están destrozados.
Fue aquí donde se dio el abrazo y cayó Miguel.
Doña Leonarda abraza la foto donde está su hijo, a quien quería con todo su corazón.
Foto: ROBERTO BARRIOS
Los hermanos de Miguel están destrozados.
Fue aquí donde se dio el abrazo y cayó Miguel.
Doña Leonarda abraza la foto donde está su hijo, a quien quería con todo su corazón.
Foto: ROBERTO BARRIOS
Los hermanos de Miguel están destrozados.
Fue aquí donde se dio el abrazo y cayó Miguel.
Doña Leonarda abraza la foto donde está su hijo, a quien quería con todo su corazón.
Foto: ROBERTO BARRIOS
Los hermanos de Miguel están destrozados.
Fue aquí donde se dio el abrazo y cayó Miguel.
Doña Leonarda abraza la foto donde está su hijo, a quien quería con todo su corazón.
Foto: ROBERTO BARRIOS
Los hermanos de Miguel están destrozados.
Fue aquí donde se dio el abrazo y cayó Miguel.
A pesar que una mujer gritó que Flabille llevaba un cuchillo, todo fue muy rápido. Miguel se desplomó al suelo, mientras Flabille corrió por la vereda escapando.
Los gritos y llantos entorpecieron la tarde familiar que pasaba los hermanos Bartuano, quienes trasladaron a Miguel hacia el hospital Docente de la 24 de Diciembre con la esperanza que se recuperara, pero falleció. Este hecho de sangre se registró el domingo a las 5:30 p.m. en Tocumen.
Minutos antes del crimen, Flabille pasó frente a la casa hablando en voz alta ¡No quiero que nadie llore! Estaba en estado etílico, afirmaron las personas.
Al parecer, Flabille estaba molesto porque Miguel siempre lo menospreciaba, cosa que negaron los hermanos del occiso y que no era para matarlo.
Carlos, hermano mayor de Miguel, no paraba de llorar, pues amaba a “Memen” como de cariño le decían a Miguel. "Era el bebé de la casa y siempre fue una persona cariñosa con todos nosotros", dijo entre lágrimas Carlos.
Miguel estaba casado y laboraba como plomero en la construcción y siempre disfrutaba de estar reunido con sus hermanos.
Doña Leonarda Bartuano, madre del occiso está destrozada pues amaba ver a sus siete hijos reunidos siempre. “ Él era un muchacho trabajador y su única pandilla eran sus hermanos con los que siempre compartía”, dijo la madre.