Quien trabaje o estudie, saldrá más rápido. Desde el inicio de la ejecución de la Ley 28, de Conmutación de Penas, 250 privados de libertad se han beneficiado, participando en programas de estudio y trabajo, para la reducción proporcional de sus condenas.
Para poder aspirar a esta alternativa, los privados de libertad deben estar condenados y a órdenes de la Dirección General del Sistema Penitenciario.
Los reos seleccionados tienen la oportunidad de estudiar y trabajar, dentro o fuera del penal.
Quienes hayan cometido delitos graves como terrorismo, violación carnal, secuestro, tráfico internacional consumado y ejecuciones atroces, no pueden ser incluidos en el programa del sistema de conmutación de penas.
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