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ENTRE NOS
Espíritu vs. materia

Elizabeth Muñoz de Lao | DIAaDIA

Alguien, esta semana, de manera muy ingenua me comentaba que le parecía una tontería eso de que los feligreses de Atalaya se molestaran porque le cambiaron la imagen del Jesús Nazareno.

Es más, reiteraba aquella viejísima cantaleta de los no católicos, de que se adoran imágenes y la biblia lo prohíbe.

Abordo el tema, porque soy de las que creo que lo más preciado para el ser humano es el espíritu de las cosas y no la materia en sí. De no ser así, simplemente la vida se reduciría a tener, no a sentir. De ahí que haya una diferencia abismal entre el cuerpo y el alma.

Nadie es tan tonto como para creer que una imagen por sí sola haga milagros. El quid del asunto es lo que esa imagen representa para la fe y para la vida de cada persona.

Imagínense que en su casa usted tenga un cuadro con marco de plata, que contiene la foto grande de su hija cuando cumplió 15 años, y al lado, otro cuadro de igual valor monetario con un paisaje cualquiera. Si alguien se metiera a su casa y se llevara el cuadro del paisaje, lo primero que usted diría es: ¡gracias a Dios sólo se llevaron el cuadro del paisaje y no el de mi hija!

¿Por qué? ¡Porque esa foto es única! Allí está lo que usted más quiere. No es la foto en sí lo que tiene valor para usted, es lo que ella representa para usted.

Creo, con toda el alma, que los feligreses de Atalaya no están molestos porque la nueva imagen sea distinta, más blanca o más maquillada que la original. Están molestos, primero porque se han sentido engañados, pero también porque esa imagen los ha acompañado de generación en generación, es parte del alma del pueblo, es el significado espiritual lo importante, no el material. A nadie se le ha oído decir que ahora el Cristo no es milagroso. No. Lo que sí han dicho es que desean su imagen original de vuelta por lo que ella significa y representa para la fe y el alma de su pueblo. Con eso, nadie debe jugar.





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