El mejor regalo: un corazón lleno de amor
La hermana Sandra Mireya y el padre Juan Guillermo López Valencia anunciaban los nombres de los afortunados.

Diamar Díaz Nieto | DIAaDIA

Que una mano no sepa todo que da la otra. Qué duro es cumplir con esta verdad bíblica, sobre todo porque la naturaleza humana siempre busca el brillo de los reflectores.

En el anonimato, pero felices, un grupo de empresarios a los que además del éxito los une la amistad, decidió donar parte de su tiempo y dinero para darle a los niños de una región apartada y pobre alimentos y un presente a nombre del Niño Dios.

En esta aventura, DIAaDIA fue testigo y captó cómo los rostros de los niños de Buena Vista, en Cerro Azul, se iluminaban cuando veían el presente que generosamente les brindaron.

Uno de los donantes contó que decidió regalar de esta forma hace varios años, cuando su auto 4X4 se quedó varado en un río. Relató que un señor curtido por las arrugas y por el sol inclemente lo ayudó sin mediar palabras, pues sacó una cuerda, y con su caballo lo ayudó a remolcar el vehículo hasta un sitio seguro.

En ese momento pensó cómo esta persona, sin conocerle, ayudó sin esperar nada a cambio, ni siquiera unas gracias. A partir de ese día consideró que lo importante y gratificante para el alma es darle algo al prójimo.

Buena Vista, aunque rica en belleza, es flagelada por la pobreza. Por todas estas razones, los juguetes y la bolsa de alimentos les cayeron como del cielo a los cientos de niños que, junto a sus padres, abarrotaron el lugar y participaron en las dinámicas que se organizaron.

Muñecas con rizos y trenzas doradas, pelotas de fútbol, bolas, bates, manillas, juegos de té, videojuegos y sets de cocina formaban la bolsa de los reyes magos, con más de quinientos juguetes que eran recibidos con el agradecimiento de unos ojos morenos.

Después de terminada la jornada, con el sudor en su frente y la satisfacción en su sonrisa, este grupo de dadores partió a seguir con sus vidas, no sin antes, en medio de bromas, hacer un recuento del día que estuvo lleno de anécdotas y corazones llenos de júbilo.

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