La distancia no es impedimento para él. Javier Jiménez, de 28 años, labora de jueves a domingo y días festivos vendiendo huevos de codorniz y de tortuga en la playa Veracruz.
TRABAJADOR
Los días de mayor venta se levanta a las 6:00 a.m. a salcochar los huevos y preparar la salsa secreta. Sale de su casa en Cerro Batea a las 9:00 a.m. para estar en la playa dos horas después, que es cuando los bañistas empiezan a llegar.
Tiene más de 10 años en el negocio y comenta que le ha resultado rentable, porque cada huevo lo ofrece en 25 centésimos.
DESTREZA
Vociferando "huevos de codorniz y de tortuga" se la pasa caminando por toda la playa y los restaurantes que están en ese lugar.
Contó que con este trabajo atiende las necesidades de su hija de dos años y de su esposa.
"Personas de todas las edades compran mi producto que es muy gustado, cuando regreso a mi casa no llevo ninguno", aseguró el comerciante.
NEGOCIO
Contó que invierte 1 balboa en la docena de huevos, 90 centésimos en vasos (de 50 unidades) y 25 centésimos en palillos de dientes, pero al final, la venta se refleja en unos 40 balboas por día.
Los implementos de trabajo son sencillos, un mueble en donde lleva frascos de vidrio con los huevos preparados y una pequeña hielera (sin hielo) para mantener los huevos tibios.
MENSAJE
Javier exhorta a todas la personas a que se dispongan a hacer actividades buenas para conseguir dinero.
SUPERACION
Una buena cualidad que resalta en Javier es la cortesía que muestra con cada cliente.