El padre Elvin Lantigua espera que los errores cometidos no dañen la trayectoria de las personas. (Foto: Archivo / EPASA)
Jesús Simmons
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Aunque la imagen no es la que hace el milagro, por la devoción y el sentido de pertenencia la feligresía de Atalaya tuvo una reacción emotiva en cuanto a la sustitución de la imagen de su santo patrono.
Para explicar el comportamiento de los devotos, el sociólogo Raúl Leis llegó a la conclusión de que no es igual una imagen que recién acaba de llegar, a una que tiene casi un siglo de estar en un lugar, cuya veneración viene de muchos años.
Dijo que estas personas tienen un apego a lo tradicional, a lo que ha sido parte de su vida, porque desde niños vieron a sus padres y abuelos ir a la procesión y a las misas del Cristo.
Según Leis, con la acción del sacerdote, la confianza de los feligreses ha sido erosionada y cuando esto ocurre, difícilmente se puede recuperar.
Mientras que para la psicóloga Geraldine Emiliani, lo ocurrido se debe a que la gente le da más importancia a las cosas materiales y deja de lado el sentido espiritual.
Por su parte, el padre Elvin Lantigua, de la Escuela de Chapala, expresó que existe mucha religiosidad popular en la gente y por eso se le debe educar en la fe para que no idolatren la imagen.
Un poco más radical, la pastora Eugenia Chin, fue clara al decir que Dios es único y que la adoración tiene que ser espiritual sin necesidad de ninguna imagen hecha por el hombre.
CONSEJO
Una mejor comunicación entre la Iglesia y los feligreses hubiera evitado los problemas, aconseja Leis.