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Las penurias de Águeda
Los niños están en Chiriquí y por ahora se quedarán allá porque acá no tienen dónde quedarse.

Viola Guevara Gallimore | DIAaDIA

¿Y ahora? Sin saber qué hacer ni de dónde sacar está la señora Águeda Santos.

Esta humilde mujer quedó viuda y desamparada luego de que a su esposo, Rigoberto Salinas, quien trabajaba como guardia de seguridad, lo mataran a punta de pedradas en el sector El Hueco, Tocumen, esto ocurrió en diciembre pasado.

La indígena quedó con el sufrimiento por la pérdida de su amado y completamente sola con cuatro hijos: Porfirio de 10 años, Rigoberto de ocho, Vladimir de cinco y la pequeña Yesibel de apenas nueve meses.

La desconsolada madre contó que tuvo que mudarse de la residencia en donde vivió desde hace años, en el sector de El Hueco, porque no puede sufragar el gasto de alquiler. Ella no trabajaba por cuidar a los niños, quienes también asistían a la Escuela Ricardo J. Alfaro en Tocumen.

Águeda tomó rumbo y viajó a su pueblo en San Lorenzo, provincia de Chiriquí, en donde su madre le ha dado hospedaje, pero eso no significa que las situación está mejor, ya que relató que allá viven en malas condiciones porque duermen el piso y por falta de espacio su madre quedó durmiendo afuera.

Actualmente, nadie le ha brindado ayuda, ni siquiera la empresa donde laboró Rigoberto por varios años. Ella está gestionando unos papeles para lograr que le den una pensión.

LO UNICO

Águeda ahora deberá ver de dónde saca para sobrevivir, dice que sólo ha trabajado en casas de familia.





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