Pensó que todo lo que pasó era una maldición. Su experiencia lo ha ayudado a madurar, y hoy ve como una bendición uno de sus sueños. La vida de Rafael Chanis Zapata, de 21 años, ha dado un giro de 180 grados.

Recluido en el Centro de Cumplimiento de Tocumen, logró cursar todos sus estudios secundarios desde primer año, hasta que el pasado 12 de enero logró obtener el diploma de sexto año. Y no sólo eso: fue el que mayor índice académico obtuvo, con un promedio de 4.8.

Desde que tenía 16 años está en el penal, producto de su participación en un intercambio de disparos, que dejó como resultado una persona muerta.

A pesar de que ha cambiado mucho y está arrepentido de su falta, el hecho le ha marcado la vida y ahora piensa diferente. "Yo esta

ba en pandillas, venía de la calle con una adicción a las drogas, mal comportamiento y mala relación con las personas y mi familia", dijo Rafael.

Un día hizo una falta grave en el centro y vio la presión de que lo enviarían a la cárcel La Joya. "Solo en mi celda, reflexioné y me dije: qué estoy haciendo con mi vida, ya estoy preso, mira lo que me pasó y para seguir en esto", sostuvo Rafael. Cuenta que en ese momento se decidió a cambiar. Las cosas en principio no fueron fáciles, pues nadie lo aceptaba ni le creía. Pasado el tiempo, las personas lo fueron aceptando y ya dejaban de verlo como el maleante ese que andaba por las calles de El Chorrillo y que conocían como "Pancho". Cuando cayó preso, apenas cursaba el primer año. Le agradece a Dios primero y luego el apoyo incondicional que ha recibido de su familia en todos estos años difíciles. "Este es un primer logro de las muchas metas que tengo, estoy orgulloso de lo que he hecho y de que ya no le traigo sufrimientos a mi familia, sino alegrías", señaló.

El logro le ha dado ansias. No se siente satisfecho, pero sí muy emocionado. Cuando salga, si Dios quiere, tiene un familiar que le espera para empezar a trabajar.