Una de las partes de su cuerpo que más sufre en los meses de verano son sus pies. Raspaduras, hongos y los molestosos callos son los males más comunes. Para prevenir eso, debe prestar atención a lo siguiente:
Conviene secar muy bien los pies. La humedad puede provocar problemas, no sólo de olor, sino que suelen derivar en hongos. Evite que sus niños anden descalzos por las piscinas públicas, puede evitarse numerosas visitas al pediatra. No conviene utilizar zapatos extremadamente anchos ni estrechos, ya que se debe asegurar la perfecta protección del pie. Zapatillas y sandalias de suela plana son suficientes para cuidar los pies. Asegúrese de la calidad del calzado. Materiales transpirables que permitan respirar al pie, resultan imprescindibles en los meses de más calor. Procure que los más pequeños no tengan rozaduras o heridas en los pies, ya que tardan en curar y resultan muy molestas. Y, por supuesto, andar descalzo, jugar en la playa y caminar sobre la arena, es igual de saludable para los adultos que para los niños.
|