Una lucha permanente, por amor al prójimo. Eso es lo que emprende todos los días, Eudocia de Castillo, una señora que se ha dedicado por años a ayudar a personas con discapacidad y a sus familiares.
Para el 2004, descubrió su vocación, recuerda que todo inició el 17 de septiembre de ese mismo año, cuando se dio una inundación que afectó al corregimiento de Tocumen y le tocó apoyar con las encuestas en la comunidad. Descubrió que había personas con discapacidad que no estaban siendo atendidas de ninguna forma. Fue allí cuando se interesó en continuar ayudando.
Le pide a Dios todos los días un donante nuevo para esos niños que necesitan mejorar su condición de vida, aunque reconoce que cada año crecen los benefactores anónimos.
Trabaja hace 29 años en la Escuela Primaria Nuevo Belén, dándole servicio a la comunidad. Parte de su tiempo lo dedica a recorrer la comunidad, captar y visitar a los discapacitados.
Aparte de los donantes anónimos, ella de forma voluntaria les ayuda a realizar los trámites para donaciones en el despacho de la Primera Dama, además apoya a la Junta Comunal de Tocumen.
Sus 5 hijos y sus 13 nietos son su fortaleza. La motiva el hecho que " tenemos un Dios que me ha dado el don de tratar a los niños y hacer algo por ellos, sé que no estoy sola en este trabajo".
También ha probado las mieles de la frustración, contó que aunque tramitó una pensión para una niña que necesita que su madre la cuide permanentemente, no lo logró, pero sigue luchando.
"Siento dolor por la madre y la paciente. Las madres deben dejar a sus hijos para trabajar y no están en los momentos de crisis".
SU TAREA
La familia la ayuda a organizar una fiesta navideña, que hace la Junta Comunal a los discapacitados.
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