Un caminito de piedra y tierra. (Foto: Alexander Santamaría / EPASA)
Carolina Sánchez P.
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Toda una odisea. Santa Cruz en Pedregal es una humilde comunidad que su belleza es el hermoso paisaje natural que la rodea. Sus moradores, personas trabajadoras, se sienten en el olvido. El lugar tiene varios años de ser habitado, pero las carreteras están en estado deplorable. Un leve cascajo trata de apaciguar el lodazal que se forma en época de lluvias, pero aun así, las personas se ensucian con la tierra.
Con una mirada de resignación, Agustín Castillo miraba la larga vereda que le tocaba caminar para poder llegar a su casa, porque los carros no suben por el estado de la calle.
Contó que muchas veces, cuando las personas se enferman, entre los vecinos tienen que sacarlos en hamaca hasta donde pasan los buses de la ruta interna de Santa Cruz; de allí a un centro médico. Ellos sólo les exigen a las autoridades que les arreglen la vía para que los carros suban.