Atiende desde las 8:30 a.m hasta que se retire el último cliente. (Foto: NEREYDA ATKINS / EPASA)
Nereyda Atkins
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Nunca pensó que su pasatiempo de niño sería su sustento de cada día. Feliciano Oliveros, procedente de la costa abajo de Colón, de un pueblito denominado Salud, llegó a la ciudad capital a trabajar, porque su primo Ventura Delgado necesitaba una persona que lo apoyara en el negocio de la barbería.
"Cuando inicié a laborar en la barbería de mi primo, no todo fue color de rosa; recuerdo mis dos primeros clientes, casi pierdo el trabajo ese mismo día, porque les corté demasiado el cabello, además de que les hice varias cortadas con la navaja", decía Feliciano con una sonrisa de añoranza de sus días de juventud.
Su amor al trabajo y su trato cordial con sus clientes lo han llevado a convertirse en uno de los barberos más renombrados de Panamá. "Me siento orgulloso de decir que le he cortado el cabello a cuatro generaciones de una misma familia". Su responsabilidad, honradez y la confianza que le imprime a cada uno de sus trabajos le han permitido, durante estos años, realizar un excelente trabajo.
Los tiempos no son los mismos, los cortes de cabello han variado notablemente, "las personas cuando se acercan para que les realice algún trabajo, solo me indican lo que quieren, porque al cliente siempre le doy lo que pide". Aunque a veces no ha tenido la oportunidad de complacerlos a todos, siempre trata de que sean los menos.
Durante el ejercicio de su profesión, por sus manos han pasado varios miles de personas, aunque él era un obrero más en aquel entonces en esa barbería, nunca perdió sus aspiraciones de que algún día sería el dueño de ese negocio. Hoy ese sueño es una realidad, porque su primo se convirtió en todo un profesional y le vendió el negocio a él, quien a su vez contrató a otra persona de confianza y le enseñó los mismos valores que le han permitido lograr su éxito en esta ocupación.
A pesar de que le dedica muchas horas a su trabajo, nunca deja de compartir con sus hijos y su esposa, ya que este negocio le ha permitido darles a todos una educación en un colegio particular de la capital.
PROFESIONAL
Aunque Feliciano se ha convertido en un Contador Público Autorizado (CPA), no deja su negocio de barbero, "mis clientes me llenan de mucha satisfacción, amo mi trabajo y cada día le pido a Dios que me regale vida para compartirla con mi familia y mis clientes, porque ellos también son mi familia".
Félix, como lo conocen sus clientes y vecinos, les recomienda a todos los barberos, profesionales y criollos que nunca dejen de aprender y capacitarse, porque las técnicas y los estilos cambian y las personas merecen siempre lo mejor.
EXPERIENCIA
Desde los 11 años, Feliciano se inició haciendo cortes de cabello. Hoy es dueño de su propia barbería.