Cuando salimos de la ciudad, por regla, se busca un lugar tranquilo donde pasar un día, un fin de semana o nuestras vacaciones. Por ello, la primera norma básica en estos lugares es el silencio. No hay nada más molesto cuando se está tumbado en la playa o a la sombra de un árbol, leyendo o echando una siesta, que oír gritos o una pelota que nos dé en la cabeza.
Si tiene hijos, debe estar pendiente de que no molesten a otras personas.
Si lleva muchos complementos, sombrillas, mesas y sillas plegables, debe tener cuidado de no "invadir" el terreno de otras personas.
Si va a jugar fútbol, debe hacerlo un poco alejado de donde están acampando los demás.
No tire papeles o pañales de los bebés, donde produzcan desagradables olores.
Se debe dejar el lugar tal cual lo encuentra. Generalmente, cuando se llega a un campo o la playa, vemos un sitio despejado y limpio. No hay que olvidarse, al marchar, limpie todo lo que se ha ensuciado.
Ni qué decir del fuego, está totalmente prohibido en la playa y en el campo, salvo que haya algún lugar preparado específicamente para ello. Algunos lugares cuentan con una especie de barbacoas públicas, que puede utilizar.
Siguiendo estos pequeños consejos, educamos a nuestros hijos para que sean mejores ciudadanos; además, dejamos una buena imagen a los visitantes.
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