
Pineda recorre las calles vendiendo sus paleta por San Miguelito.
FOTOS: ROBERTO BARRIOS
Pineda recorre las calles vendiendo sus paleta por San Miguelito.
FOTOS: ROBERTO BARRIOS
Pineda recorre las calles vendiendo sus paleta por San Miguelito.
FOTOS: ROBERTO BARRIOS
No tiene impedimentos para vender sus deliciosas paletas.
Pineda recorre las calles vendiendo sus paleta por San Miguelito.
FOTOS: ROBERTO BARRIOS
No tiene impedimentos para vender sus deliciosas paletas.
Pineda recorre las calles vendiendo sus paleta por San Miguelito.
FOTOS: ROBERTO BARRIOS
No tiene impedimentos para vender sus deliciosas paletas.
Pineda recorre las calles vendiendo sus paleta por San Miguelito.
FOTOS: ROBERTO BARRIOS
No tiene impedimentos para vender sus deliciosas paletas.
Pineda recorre las calles vendiendo sus paleta por San Miguelito.
FOTOS: ROBERTO BARRIOS
No tiene impedimentos para vender sus deliciosas paletas.
Un ejemplo de perseverancia. A la edad de 23 años, cuando brotan los sueños y metas de cada persona, Pastor Pineda, quien hoy día tiene 53 años, perdió su mano derecha producto de un mal movimiento con una motosierra que le iba a caer sobre uno de sus pies, él metió la mano derecha y esta máquina en tan solo un segundo se la cortó.
Pineda recuerda que el accidente sucedió hace más de 20 años, cuando estaba cortando maderas en la parte trasera de su humilde casa. Admitió que además del dolor físico que sintió, fue grande el golpe por perder su brazo, sin embargo, gracias a la ayuda de su familia que siempre lo ha apoyado, ha salido adelante.
Luego de tres años del accidente, Pastor consideraba que tenía que seguir adelante. Solo le quedaba trabajar para pagar lo que buenas personas hicieron por él en esos años. Intentó trabajando como ayudante en pequeñas empresas que le daban la oportunidad, pero él sentía que faltaba algo que lo llenara por completo.
Un buen día, realizaba una larga caminata para pensar y despejar la mente, y se encontró con un letrero que decía “ Sí hay vacantes”, sin miedo a los prejuicios por muchas personas que lo observaban de mala manera, llegó al lugar y le dijo al encargado que quería trabajar.
Enseguida, se entrevistó con el gerente, quien le preguntó: ¿Crees que puedes realizar el trabajo?, aún con miedo en su corazón dijo que sí.
Hoy, gracias a la oportunidad de aquel trabajo, Pastor tiene más de 15 años trabajando orgullosamente como vendedor de paletas italianas, pero no pierde la esperanza de que algún día alguna persona bondadosa le obsequie una prótesis para sentirse completo con sigo mismo.