La primera muerte violenta y con saña de este año en Colón, la cometieron desalmados en contra de Brígida Perryman Clarke, de 40 años, al estrangularla con el cordón eléctrico del abanico de su cuarto.
El cuerpo de la mujer estaba dentro de su casa, en el piso de su cuarto, muy cerca del abanico que fue utilizado como el arma para acabar con ella, que por su posición aparentaba que pidió auxilio y había forcejeado.
La escena era dantesca, el cuerpo empezaba a descomponerse y el desagradable olor avisaba a los vecinos que la mujer estaba sin vida.
Un joven que se dedica a la limpieza del sector, se percató, además, de los olores nauseabundos, dando aviso a los familiares, que autorizaron que se forzara la puerta para ver qué ocurría.
La mujer vivía sola en el sector del Límite, en el corregimiento de Cativá, y atravesaba por un problema de alcoholismo, pero este año había decidido rehabilitarse.
Se informó que mantienen bajo investigación a un sujeto que fue visto el pasado sábado en los predios de la vivienda de Brígida.
Candy Standifer, amiga de la occisa, manifestó que ésta era muy alegre y que siempre la veía los domingos cuando comía en su casa. Sin embargo, le extrañó que no la vio ese día.
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