Da la casualidad que siempre que uno está de invitado en una casa ocurre un accidente. Si tiene la desgracia de romper un objeto en la casa a la que fue invitado, no pregunte su precio para pagarlo. Lo que sí puede hacer es averiguar discretamente en qué lugar se compró para reponerlo.
Da la casualidad que siempre que uno está de invitado en una casa ocurre un accidente. Si tiene la desgracia de romper un objeto en la casa a la que fue invitado, no pregunte su precio para pagarlo. Lo que sí puede hacer es averiguar discretamente en qué lugar se compró para reponerlo.
La discreción debe ser su principal aliado en estos casos, para no ganarse la indiferencia de los anfitriones.
La discreción debe ser su principal aliado en estos casos, para no ganarse la indiferencia de los anfitriones.
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