¡No cierren el albergue!
En el hogar se respira tranquilidad. Las niñas se ven felices y con ganas de enfrentar la difícil vida que les espera afuera del lugar. (Foto: Mirna Rogers / EPASA)

Marlen Dayré Pérez | DIAaDIA

Ayuda del cielo es, prácticamente, lo que suplican las monjitas. Doce niñas de escasos recursos y provenientes de diferentes partes del país, están bajo la tutela provisional de un grupo de hermanas en Lídice de Capira, en el Hogar de la Divina Gracia.

PROPOSITOS

Desde hace prácticamente seis meses, abrió sus puertas este albergue, con el fin de cobijar a niñas menores de edad, que por un motivo u otro el Juzgado de Menores las ha retirado de sus hogares.

Dayra Rosales, directora del Hogar, expresó a DIAaDIA que el objetivo principal del lugar no es más que sanar el alma de las niñas, pues consideran que los golpeados corazones de las niñas deben sanar, pero sin albergar odio ni malos sentimientos hacia nadie. Por ello, creen ciegamente en la terapia de sanación, que busca hacer olvidar de raíz el mal que se les ha hecho a las menores y que miren hacia adelante, sin rencores en sus almas.

Anteriormente, este lugar era un hogar de ancianos, pero en vista de la gran necesidad de encontrar lugares para jovencitas abusadas, se le entregó al grupo de monjas el proyecto.

Las monjas aseguran que este trabajo con jóvenes ha llenado sus corazones, pues quieren a las niñas como una verdadera familia, sincera y para toda la vida.

No todo es color de rosa

Comenta la hermana Dayra, que desde octubre del año pasado, el Ministerio de Desarrollo Social (MIDES), antiguo MINJUNFA, les informó que posiblemente tendrán que prescindir de la partida anual que se les otorga, de casi 2 mil balboas, por motivos que aún desconocen.

Están en la incertidumbre, pues este subsidio es prácticamente la única entrada económica que tiene el lugar, por lo que suplican a las autoridades que retomen el caso y piensen en las niñas, que de no tener cómo mantenerlas, tendrán que salir del albergue.

En busca de ayuda, las Hermanas solicitaron la intervención del Defensor del Pueblo, ya que este dilema no deja dormir tranquilas a las niñas ni a las hermanitas.

INMENSA FE

Pese al grave problema que enfrentan, no pierden la sonrisa. Confían en que las cosas cambiarán.

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