Mujer luchadora

Un ejemplo para seguir. Un intenso calor azotaba a Érika Ortega, una carismática vendedora de refrescos, quien lleva más de 11 años en el negocio con la única prioridad de llevar el pan nuestro de cada día a su hija.

El esfuerzo diario de esta mujer es velar por su familia, por lo que se esmera de lunes a domingo en vender sus diferentes productos en un pequeño puesto que ubica en todas las ferias que se realizan en Panamá.

Erika lleva largos años manipulando alimentos, se describe como una madre que solo vela por el futuro de su hija y que siempre busca la forma más sana de ganarse la vida.

Su pequeño puesto tiene de todo un poquito, desde pastillas hasta sandías, incluyendo sus batidos y sin olvidar un sabroso saus que prepara.

Para que las personas encuentren atractivo el negocio, Erika mantiene de forma ordenada todos sus productos, ya que de ellos depende la imagen del local.

Para Erika, lo más importante es sonreír siempre y darle un buen trato al cliente, a eso se debe el éxito de su pequeño negocio.

Sin embargo, como en todo trabajo hay altas y bajas, Erika ha pasado por situaciones difíciles, pero no han sido motivo para que se rinda y deje de luchar por su negocio cada día.

Según Erika, algunos panameños buscan la forma más fácil de ganar dinero, cayendo en drogas, robos y otras cosas que los llevan al mal camino, pero como consejo les dice que de muchos negocios se puede vivir, sin caer en malos pasos.

Su hija siente un gran orgullo por tener a la que considera la mejor madre del mundo, pues sus estudios los ha pagado con mucho sacrificio y nunca le ha dado la espalda teniendo ya 22 años.