Brindar a los demás lo que la vida le ha dado de más, es el propósito de esta humilde ama de casa. Elda González acudió al llamado de unas siervas de Dios, y hoy día siente que su alma está más tranquila que nunca.
En el Lídice de Capira, existe un albergue especial para niñas y adolescentes que han sido abusadas por familiares y extraños, y Elda gratuitamente presta sus servicios como cocinera y más.
Explicó esta madre de cuatro niños, que desde que le propusieron la idea aceptó sin titubear, pues consideraba que su presencia podría ayudar mucho a las niñas, ya que, además de cocinera, podía aconsejarlas. Elda piensa que a las personas que han pasado por experiencias trágicas, además de oírlas, hay que encaminarlas.
Muy optimista, Elda nos dijo que desde un principio se sintió en confianza con las niñas, pues les contó algo de su historia y de los trabajos que en realidad pasamos todas las personas para llegar a nuestro objetivo. Por ello, cree que ese fue el momento en que empezó una amistad sincera con las muchachas, que necesitan a personas que les brinden una mano sincera.
Sonriente, nos explicó cómo es un día en su vida, ya que amanece muy temprano y, con el favor de Dios, se dirige al albergue para saludar a sus "sobrinas" y a las hermanitas que están muy contentas con su labor. Luego de preparar la comida y enseñarle a las niñas algo de los quehaceres del hogar, sale a su humilde morada para ver a los suyos, pero con la gran satisfacción del deber cumplido.
Lamentó mucho no poder ofrecer más tiempo a sus "sobrinas", porque debe atender a sus hijos, padres y demás familiares, pues además de cocinera, buena madre, consejera y amiga, atiende a sus cuatro hijos, dos sobrinos huérfanos y a sus dos padres, a quienes adora con el alma.
DELICIOSA
Elda contó que desde tempranito, llega a cocinar y que a las chicas les encanta su sazón.
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