Para Silvino Riverol, ningún trabajo es malo, mientras sea honesto. Este experto tapicero, no temió al cambio, cuando hace cuatro años tuvo que dejar su trabajo de tiempo completo para dedicarse a vender cigarrillos.

Recordó que con el tiempo, ha aumentado su variedad de mercancía. Ahora, además de cigarrillos, hay pastillas, barras de cereal, ganchitos y periódicos, entre otros. Todo fue idea de sus propios clientes, que cuando iban a comprarle, le preguntaban si tenía algún otro producto en especial; Silvino tomaba nota, y al día siguiente iba a comprarlo.

Entre los artículos más vendidos, están los periódicos y los ganchitos. En un sólo día, puede vender hasta B/. 8.00 en ganchitos, además de las ganancias del resto de la mercancía vendida. "La verdad me está resultando bien", dijo Silvino, a quien se le puede encontrar en una esquina de Avenida Perú.

Según explicó Silvino, esto se debió a que el trabajo de tapicería ha bajado bastante; sin embargo, ocasionalmente, le llegan buenos camarones, ya sea para tapizar un mueble o un carro. En estos casos, Silvino, quien es graduado del Colegio Artes y Oficios, cierra su puestito y se va a hacer lo que tanto le gusta: tapizar. El taller está en su propia casa, que comparte con su esposa y tres hijos.

Silvino asegura que el que no trabaja, es porque no quiere. "Aquí estoy yo, llego todos los días a las 5: 30 a.m.", añadió.

INGENIO

Silvino ha ubicado su puesto detrás de un ficus, y se las ha ingeniado para acomodarlo.