Creció en medio de la venta de bollos, pero lo que nunca pensó Alejandro Ábrego fue que allí nacería una gran empresa familiar que hoy con orgullo lleva el nombre de "Bollos Chorreranos", la cual goza de respeto y reconocimiento en el ámbito nacional.

"Yo empecé cuando estaba en la escuela primaria y mi mamá, Adela Lamboglia, hacía bollos en La Chorrera, lo cual aprendió a hacer con la señora Marcelina Collazos, quien se supone inventó el bollo preñado", señaló.

Recuerda que en el año 1980, cuando fue despedido de su trabajo, decidió ponerse a hacer bollos para vender, "porque tenía cinco hijos que mantener y entonces me puse en la carretera vieja, allá por La Pesa. Hasta el presidente De La Espriella un día paró a comprar".

Actualmente, mantiene tres puestos de venta: uno en Villa Cáceres, otro próximo al Seguro Social viejo en La Chorrera, y el tercero frente a La Pagoda en El Espino; además piensa abrir otro.

Orgulloso, confiesa que en estos momentos su empresa se compone de unas 30 personas, en su mayoría familia.

PRODUCCION

Alejandro produce bollos "es en pila", como él mismo confiesa sonriente, "nosotros tenemos un promedio de 150 libras de maíz por día, que si son de mantequilla, pueden ser entre 2,000 ó 3,000 por día; preñados no, porque son más grandes".

Es celoso de su producto, por eso no le vende a ninguna persona para revender.

Agradece a Dios lo que ha logrado con mucho sacrificio, "tengo cinco hijos que trabajan conmigo en la empresa y todos han aprendido a hacer los bollos, porque esta es una empresa netamente familiar".

Aunque ha estado en casi todas las ferias de La Chorrera, admite que dejó de participar porque hubo patronatos a los que no les importaba su producto, pero luego de 10 años volvió esta vez, porque los administradores del Festival lo invitaron y le ha ido muy bien.