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Tres temas en 25 minutos
Cuando el bus se llenó, empezó el calor. (Foto: Carlos Ortega / EPASA)

Carolina Sánchez P. | DIAaDIA

Eran las 4:00 p.m. y Mariana De Sedas esperaba un bus de la ruta Tumba Muerto, en la Terminal de Albrook, para dirigirse a su trabajo en El Dorado. Ella, apresuradamente se subió y por mala suerte le tocó un puesto para dos personas, pero sobre la llanta.

Con las manos entrelazadas empezó a hablar de la poca seguridad que hay y que cada vez se hace más peligroso vivir en Panamá. "Lo único que se puede hacer es dejar todo en las manos de Dios para que nos proteja", decía mientras conversábamos.

Mariana es de las pasajeras que no tiene malicia con los demás, por eso habla de la realidad que vive y no dudó en contar que desde las 4:00 p.m. se hace un problema abordar un bus en La Terminal. Cuenta que en las noches sale a las 11:00 p.m. pero se salva porque un compañero la lleva, junto a otros, hasta La Chorrera, donde vive.

Comentó que cuando el "bote" está de día libre, regresa a casa en taxi pirata, que va a buscar hasta calle 25, Calidonia, donde la seguridad no es buena, por lo que va con otros compañeros.

A medida que el bus avanzaba, miraba por la ventana, quizás para despejar su mente, y de pronto recordó que en ocasiones, cuando está cansada, se duerme, e incluso se le ha pasado la parada. Sus palabras estaban acompañadas de una melodía evangélica, que salía del celular de un pasajero, ya que el bus no llevaba música. También sirvió para relajar el pesado ambiente del "córransen", propio de los buseros.

En eso, el conductor aceleró. Sin importarle las estridentes palabras del conductor, Mariana se acordaba de una anécdota, que pensó que era digna de contar y dijo: "Una vez, una señora adulta mayor subió a un bus. Al conductor no le importó, arrancó y ella cayó. Eso fue cruel, pero... ¿qué hacer? ¡ese es nuestro transporte!" fue su reflexión.

El panorama iba cambiando cuando el bus hizo la parada en el Complejo Hospitalario Arnulfo Arias Madrid, en Transístmica. Allí se llenó de pasajeros, iban hasta de pie y fue cuando empezó a atacar el calor. En ese lugar Mariana se acordó que el servicio que dan en la CSS es "malísimo". "Tengo miedo atenderme ahí", porque hace años su tía se enfermó de hepatitis y el tratamiento que le dieron hizo que perdiera la memoria. Después fue a una clínica privada y ahora está bien. Mariana le vino a la mente de que en su trabajo no aceptan incapacidades de clínicas privadas, por lo que tuvo que ir a la CSS a atenderse una dolencia y lo que le recetaron fue unas Panadol, pero cuando fue a la clínica le mandaron un cuello ortopédico y se le alivió el malestar.

Ya en El Dorado, 25 minutos después, Mariana se bajó del bus, luchando por salir, pues era difícil por la cantidad de pasajeros de pie. Aun así, el conductor le gritaba a los pasajeros que se corrieran.





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