Si un niño de cuatro años les pregunta: "Tía, ¿por qué a las mujeres les sale pelitos allá abajo? ¿Qué les responden?... Sé que esa misma cara de signo de interrogación y de nervios que puse yo, la están poniendo ustedes. A, o, ee, e, u, ammmm, emm, casi el abecedario completo dije en esos cinco minutos tratando de buscar una respuesta acorde con la edad y la viveza de mi sobrino, quien después me preguntó que si esos pelitos no impedían que el "cosito" pudiera hacer su trabajo y producir un bebé (para no utilizar las palabras que mi sobrino me dijo). Por mi mente pasó de todo, ¿cómo él sabe que allá abajo salen vellos? ¿Dónde lo vio? ¿Cómo sabe dónde tiene que entrar qué, para hacer ya ustedes saben qué? Entonces en ese momento me di cuenta de que los niños, ya ni siquiera jóvenes, sino niños de hoy día saben de todo, preguntan de todo y muchas veces no estamos preparados para darles una respuesta. Al decirme que jugando en la computadora de un vecino vio eso y también en unas revistas, me di cuenta de que la tecnología es una de las causas, y también se acepta que cierta irresponsabilidad de los padres por no estar vigilantes, pero de la manera tan sutil, ingenua y clara que me lo preguntó me hizo ver que sabe de más.

Después que respiré profundo y se me fueron los nervios, porque se los confieso, me puse nerviosa ante un niño de cuatro años, le pude explicar la razón, y no me quedó de otra que explicarle lo correcto, ¿qué iba a hacer? ¿Echarle el cuento de la cigüeña? Esa ya pasó a la historia y sólo se utiliza de ilustración en los "baby showers". Al ver su cara de satisfacción, entonces entendí de que si uno les habla claramente, pero con respeto a los niños, se puede mantener una buena comunicación y educación sobre temas sexuales sin crearles nada malo, créanme que como adultos se sentirán mejor. Ya no estamos en los tiempos de antes.