El sueño de muchos de nosotros, los mortales, es subirse algún día a un crucero y surcar los mares para atracar en las islas griegas o en las del Caribe. Pero como la mayoría de los sueños, llevarlo a la realidad no es nada barato.
Bueno, si no podemos hacerlo, al menos vale la pena deleitarnos con conocer uno de los trasatlánticos más famosos de todos los tiempos: El Queen Elizabeth. DIAaDIA lo visitó, invitados por la empresa propietaria Cunard, y la primera dama, con el único fin de que ustedes, lectores, también lo conocieran. ¿Les digo la verdad? Es como estar en un hotel cinco estrellas y, contrario a lo que podemos pensar, no se siente el bamboleo de las olas ni mareos, ni nada de eso.
Allá dentro, ustedes pueden ver una película en el cine, bailar en cualesquiera de las discotecas del barco, deleitarse disfrutando grandiosos platillos de los mejores chefs en los restaurantes, tomarse unos traguitos en los bares, siempre con la opción de escuchar música en vivo; ver espectáculos artísticos, nadar en las piscinas o, simplemente quedarse en la biblioteca disfrutando de un buen libro.
Si nada de esto les agrada, bien pueden optar por el karaoke, ir de "shopping" en las tiendas -hay hasta una Harrod`s, de licores, perfumerías- comprar pinturas, admirar la colección de collares y coronas de la mismísima reina Isabel, meterse a un Spa y luego bajarse en los puntos donde tocan puertos.
La tripulación, conformada mayoritariamente por filipinos, alemanes, italianos e hindúes, informó que algunos pasajeros optan por no bajarse en los puertos, pues algunos tours corren por cuenta de la personas.
¿Ya se dispusieron a hacer su ahorrito para irse de crucero? Valdría la pena, porque adentro no hay nada que pueda causar estrés y siempre serán ustedes los reyes del mundo, aunque sea por unos días.
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