El suelo de nuestro patio debe estar recubierto por un material resistente, normalmente cerámico. Al tratarse en algunos casos de zonas de paso y estar a la intemperie, se mojarán y ensuciarán con asiduidad, por lo que es recomendable el empleo de materiales de fácil limpieza, sobre los que la suciedad no se incruste fácilmente.