
Todos los días Esleiter y Greco hablan con sus esposas e hijos.
Fotos: JES? SIMMONS
Todos los días Esleiter y Greco hablan con sus esposas e hijos.
Fotos: JES? SIMMONS
Todos los días Esleiter y Greco hablan con sus esposas e hijos.
Fotos: JES? SIMMONS
Los sillones se venden como pan caliente.
Javier se encarga de vender mientras Greco trabaja en el taller.
Greco es muy talentoso en lo que hace.
Todos los días Esleiter y Greco hablan con sus esposas e hijos.
Fotos: JESÚS SIMMONS
Los sillones se venden como pan caliente.
Javier se encarga de vender mientras Greco trabaja en el taller.
Greco es muy talentoso en lo que hace.
Todos los días Esleiter y Greco hablan con sus esposas e hijos.
Fotos: JESÚS SIMMONS
Los sillones se venden como pan caliente.
Javier se encarga de vender mientras Greco trabaja en el taller.
Greco es muy talentoso en lo que hace.
Todos los días Esleiter y Greco hablan con sus esposas e hijos.
Fotos: JESÚS SIMMONS
Los sillones se venden como pan caliente.
Javier se encarga de vender mientras Greco trabaja en el taller.
Greco es muy talentoso en lo que hace.
Todos los días Esleiter y Greco hablan con sus esposas e hijos.
Fotos: JESÚS SIMMONS
Los sillones se venden como pan caliente.
Javier se encarga de vender mientras Greco trabaja en el taller.
Greco es muy talentoso en lo que hace.
A pesar de que es sastre de profesión, cuando llegó a Panamá no le fue fácil, porque la cultura era diferente y tenía que empezar de cero.
Atrás había dejado a su familia y los restaurantes que tenía, porque la situación económica no era muy buena; pero con mucho esfuerzo ha sabido salir adelante.
Con sus conocimientos de sastrería y con unos ahorritos que tenía, puso un pequeño taller en la barriada San Antonio, en donde atiende a su clientela.
De los cuatro años que lleva en Panamá no tiene queja, ya que económicamente no le ha ido mal. Además, porque se siente como si estuviera en su tierra, pues los panameños le han tratado muy bien.
Lo que más anhela Greco es poder arreglar sus papeles para traer a sus dos hijos y a su esposa a Panamá.
Pero en su lucha, Greco no está solo, ya que recibe la ayuda de su amigo Javier Esleiter, de 44 años.
Uno de los productos que más venden son unos sillones para niños, que tienen un costo de $20.00. Este producto salió de un sueño que había tenido Greco una noche. Cuando se despertó, lo primero que hizo fue plasmar en papel el sillón con el que había soñado la noche anterior y de inmediato puso manos a la obra en su taller.
Pero él no solo se limita a la sastrería, ya que pinta casas y hace cualquier negocio que se le presente, pues lo más importante es ganarse el dinero honradamente.