Un grupo de amigos se unió para llevar donaciones a áreas humildes.

La alegría de compartir


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El grupo en Las Cuestas de Marica. Fotos: CORTESÍA

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    Se divirtieron con las piñatas.

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    Entrega de juguetes.

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    En camino hacia Las Cuestas de Marica.

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    También recibieron ropa.

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    La entrega de regalos.

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    Una foto para el recuerdo.

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Redacción - DIAaDIA

Cada amigo era la pieza que faltaba para armar el rompecabezas. Por eso, el lema era: “La pieza que falta eres tú”.

Con esta filosofía, un grupo de profesionales de distintas ramas, todos amigos unidos por el deporte, emprendieron una larga y difícil travesía desde la capital para llegar con su cargamento de regalos a la apartada comunidad de Las Cuestas de Marica, en el corregimiento de Toabré, distrito de Penonomé.

¿La misión? Celebrar el Día de Reyes, el 7 de enero pasado, para llevarles alegría a decenas de niños y sus padres.

Allá donde no hay ni luz ni agua potable y los caminos son de tierra, llegaron ellos cargados de piñatas, bicicletas, carritos, muñecas, ropa, comida y útiles escolares para los niños. Incluso, se les dotó de botitas de caucho, que son muy útiles durante el duro invierno, cuando se desplazan a la escuela desde sus hogares lejanos.

Comunidad con carencias

En esa región beben agua de pozo. Algunas familias tienen paneles solares o plantitas eléctricas para proveerse de energía por unas cuantas horas, sobre todo, las que están más cerca del camino de acceso, pero la mayoría vive en las áreas donde no hay caminos de penetración.

Aunque la única manera de progresar es educándose, los niños asisten a una escuela multigrado de solo tres salones donde no hay energía eléctrica. Sin embargo, ahora contarán con una planta que el grupo se encargó de obsequiarles y entregar al Comité de Residentes. A cada familia se le entregó una bolsa de comida para suplir sus necesidades básicas de alimentación.

La alegría de compartir

La alegría y el entusiasmo reinó durante todo el día. La comida, las golosinas, los juegos de carrera en saco, de fútbol, además de las piñatas y la animación de un payaso pusieron el toque festivo a la actividad.

Al atardecer, llegó el momento de la despedida, y tanto el grupo de deportistas y profesionales, como los niños y padres de familia de Las Cuestas de Marica, se fueron satisfechos y felices por los momentos compartidos.

No era tarea de un día

Las piezas del rompecabezas se habían acoplado, y juntas cumplieron con su misión.

No obstante, la faena estaba lejos de terminar. El grupo había llevado donaciones para la Casa del Campesino, cercana al hospital Aquilino Tejeira de Penonomé, donde se hospedan los familiares de los enfermos que no tienen dónde pernoctar en el pueblo. A veces no traen más que lo que llevan puesto y deben quedarse varios días. Asimismo, entregaron dos canastillas en la Sala de Maternidad del Hospital Aquilino Tejeira, donde las enfermeras les dijeron que habían caído del cielo, pues las madres a las que les tocó, estaban muy necesitadas.

Y la jornada seguía. Al día siguiente, entregaron ropa, juguetes y bolsas de comida a personas necesitadas del Cerro de Los Pavos, una comunidad del mismo Penonomé, donde hay familias que viven en medio de carencias, a pesar de estar en la cabecera coclesana.

De igual forma, algunas piezas del rompecabezas se trasladaron a Cerro Zuela a entregar ropa y juguetes a niños y adultos. Así concluyeron su jornada.

La filosofía

“Todos fuimos identificados con un suéter que tenía un logo que representa lo que somos: parte de un rompecabezas, donde cada uno es importante y donde la única pieza que falta eres tú… esa persona alegre, profesional, con espíritu deportivo y con energía positiva que irradie valores, amistad y deseo de hacer lo mejor por nuestro grupo de amigos y por los demás; cualidades estas que hacen de nuestro grupo algo muy especial”, expresó Jorge Muñoz, uno de los profesionales y jugador de voleibol que pertenece a este grupo de filántropos.

 
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