El debut de la Roja, que igualó a cero con El Salvador, no respondió a las expectativas, no solo porque la victoria ponía al equipo en semifinales y en la Copa Oro, el único objetivo de Julio Dely en el torneo de Costa Rica, sino porque para algunos todavía está abierta la herida que provocó la eliminación de la Roja en el estadio Cuzcatlán rumbo al Mundial de Sudáfrica.
Pero no, Panamá no funcionó y cuando lo hizo fue a cuentagotas. Faltó precisión en el centro del campo y precisión en los pases, pero lo peor de todo fue la falta de definición.
Es más, sin jugar con un manual de estilo y estético definido, el equipo se las compuso para crear peligro con el juego aéreo, pero Blas Pérez, Eibir Bonaga y Rolando Blackburn se las ingeniaron para desperdiciar las oportunidades claras en el primer tiempo.
Ya en la segunda parte, fue El Salvador el que salió con mayor intensidad a buscar el arco de Jaime Penedo.
Tanto fue el impulso de los cuscatlecos que en los primeros 10 minutos del complemento se jugó en el área de Panamá.
Es más, si Penedo no hubiese estado como siempre, muy atento, el daño habría sido irremediable y la tesis de Julio Dely Valdés habría terminado de resquebrajarse.
Y como si empatar no fuera una mala noticia, tener que jugar mañana contra Honduras lo es más.