
La abuela de Rolandito cuida de él, cuando su madre busca trabajo.
Foto: ROBERTO BARRIOS
La abuela de Rolandito cuida de él, cuando su madre busca trabajo.
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La abuela de Rolandito cuida de él, cuando su madre busca trabajo.
Foto: ROBERTO BARRIOS
La abuela de Rolandito cuida de él, cuando su madre busca trabajo.
Foto: ROBERTO BARRIOS
La abuela de Rolandito cuida de él, cuando su madre busca trabajo.
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La abuela de Rolandito cuida de él, cuando su madre busca trabajo.
Foto: ROBERTO BARRIOS
La abuela de Rolandito cuida de él, cuando su madre busca trabajo.
Foto: ROBERTO BARRIOS
Y es que hace más de cuatro meses, este medio contó la historia de “Rolandito”, quien padece de una parálisis severa que lo mantiene postrado en cama, con ceguera y con el tamaño de un bebé de un año. La falta de dinero hacía que este niño estuviera más de seis horas sin comer, y con el mismo pañal desechable todo el día. Gracias a los lectores que se solidarizaron con el caso y realizaron donaciones, la realidad del pequeño es otra. Hoy día, el caluroso cuarto cuenta con techo nuevo y con dos camarotes, aún le queda leche, pañales desechables de las donaciones y medicinas para sus dolencias.
Siguen las carencias
Pese a la ayuda que se le brindó a Rolandito, la pobreza de la familia Jiménez es latente, hay veces que los demás miembros comen una o dos veces al día, la falta de juguetes en los demás niños de la familia hace que jueguen en la basura con palos, simulando que son carros. La cabeza de familia es el abuelo de Rolando, quien gana por día $8.00. Nunca se aburren, pero sus estómagos hinchados y dientes picados hablan sobre la cruda realidad que los azota.