"Yo quiero morir haciendo música", afirma Omar Díaz, de 34 años, para quien la música se ha convertido en su pasión. Y es que el joven dice ""que "mi interés por la música lo he llevado por dentro, siempre ha estado allí, pero no había canalizado esa energía", hasta hace 15 años.
Omar es un experto en la percusión. Él toca la conga, el bongó, los timbales, tambores brasileños, cajón, batería. Resalta que no hay un instrumento especial, que le guste más que otro, porque simplemente le gusta la música.
BINFLUENCIA
Asegura que nació en ese ambiente y que su mayor influencia fue su padre, quien desde pequeño le ponía música. En la secundaria, conoció al profesor Ricardo Sánchez co su grupo de salsa, llamado Sociedad Anónima y fue quien lo metió de lleno. De allí este joven ha participado con gran cantidad de artistas y grupos musicales como Luis Carlos Pérez, Ricky Sánchez, Raíces y Culturas, por mencionar algunos.
ES SU PASION
El se graduó de arquitectura, pero aunque le gusta la profesión, disfruta más como músico. Y es que para él la música es la vida, es el don que le dio Dios y la forma como envía un mensaje al mundo.
Pero no crea que este músico no está preparado, pues él ha tomado clases en el conservatorio y con muchas reconocidas personalidades en el ámbito.
Pero, ¿qué opina sobre el público panameño? "La poca aceptación del público en Panamá es más que nada, por la falta de información, no es porque no le guste o porque sean brutos, sino es que le falta más información por parte de los medios de comunicación y de los músicos quienes debemos educar", afirmó.
LA CLAVE
Se puede vivir de la música, pero en Panamá el músico se debe dedicar a la educación, "hay que ser multifacético y tocar lo que le llamen a hacer", aconsejó agregando que lo que le gusta más es el jazz, mezclado con música internacional.
SU TESORO
Es su hija Rayén, de 4 años, y además es su máxima inspiración.